Estamos de enhorabuena en el sector puesto que las bicicletas de hidrógeno comienzan a verse más a menudo en la ciudad. ¿No sabes de lo que te hablamos? Bueno, puedes que tengas razón puesto que este producto todavía no llega a nuestro país; en ese caso, quédate con nosotros porque en el post de hoy te vamos a contar qué son y cómo funcionan las bicicletas de hidrógeno.
Vivimos un momento en el que la movilidad individual está en auge, existiendo una fuerte concienciación sobre la repercusión de las emisiones de gas contaminantes de los vehículos a motor y considerando también otras desventajas de estos a la vez que se presentan ventajas de utilizar vehículos ecológicos.
Por este motivo, las soluciones ecológicas son cada vez más exitosas y recurridas y, por supuesto, cada vez se investiga más al respecto para ofrecer nuevas opciones menos contaminantes, más respetuosas con el medio ambiente y con los valores de una sociedad cada vez más concienciada.
¿Qué son las bicicletas de hidrógeno?
La bicicleta de hidrógeno, como se puede deducir fácilmente de su nombre, es un vehículo no motor de dos ruedas de sillín y manillar que funciona usando hidrógeno en su batería. Esa es su característica diferenciadora en relación a otras bicis y VMPs (vehículos de movilidad personal). Además, incluye (el modelo que está en funcionamiento en este momento), también batería de iones de litio.
Este producto se presenta, como decíamos, como una nueva opción para el movimiento individual sostenible, trabajando en particular en la producción de baterías combustible, elementos que resultarán muy útiles para moverse por la ciudad (un claro ejemplo son los trabajadores que utilizan bicicletas para ir a su empleo).
¿Cómo funcionan las bicicletas de hidrógeno?
De momento tenemos que ceñirnos, para explicar su funcionamiento, al modelo referente que vemos en las calles. Esto no significa que pronto se diseñen y comercialicen otros con ciertas variaciones.
Esta bici funciona con una batería a base de hidrógeno líquido. Esta cuenta con una vida útil de hasta 10 años. La carga se realiza en cuestión de momentos, siendo el período máximo, de dos minutos. Esto significa que no tienes que preocuparte de poner a cargar la bici unas horas antes de tu salida; en un momentito estás listo.
Ni qué decir tiene que se está trabajando muy conscientemente para que la producción de hidrógeno sea lo menos contaminante posible, utilizando para ello energías renovables. La energía no sólo se produce mejor sino que también se aboga por un esfuerzo para su mejor distribución y utilización, de manera que el principal beneficiario sea el desarrollo sostenible.
Esto hace que podamos medir de manera muy precisa el combustible que nos queda, por lo que no debemos estar echando cuentas o preocuparnos de si estamos agotando o no el recurso; se indica claramente.
Hay que añadir que le hidrógeno ofrece un beneficio extra, aunque no se utilice con este fin. Se trata del mantenimiento de un rendimiento constante sin considerar la climatología, pues el gas no se ve afectado por esta.
Además, nos encontramos también con un doble apoyo de litio. Lo interesante de este es que recarga mediante el pedaleo, al más puro estilo dinamo sólo que en lugar de generar luz, la energía queda en la batería para utilizarse a modo de asistencia cuando se precise.
Y con esto daríamos por finalizado el post de hoy, ahora ya sabes algo más o directamente has descubierto por completo qué son y cómo funcionan las bicicletas de hidrógeno. Si te ha gustado el artículo no dudes en compartirlo y dejarnos un comentario en la caja de comentarios que encontrarás debajo de éste. Como siempre, puedes ponerte en contacto con nosotros para resolver cualquier tipo de duda o pregunta que puedas tener. ¡Un saludo y hasta la próxima!